LA PROCESIÒN VA POR DENTRO
Cuando Jesús celebró el ‘Pesaj’ (La Pascua) con sus discípulos, que coincide con el Domingo de Ramos cristiano, dio el pistoletazo de salida a lo que hoy conocemos como Semana Mayor del Cristianismo. En un reciente estudio del CIS sobre la situación de la religión en España a principios del siglo XXI, los expertos consideran que los españoles tienden a privatizar la religión y a vivir la fe al margen de los dogmas dictados por la Iglesia. La Semana Santa ha llegado hasta nosotros cargada de historia y de tradiciones. Pero desde la amplitud de miras que me permite estar subido para la ocasión en lo más alto del campanario de la Prioral (cosa que recomiendo de vez en cuando), creo sinceramente que nos ha trascendido más la historia y las tradiciones que lo santo. De ahí que, vaciadas de sentido y realismo, son para un buen número de portuenses una inmejorable ocasión para holgar haciéndose eco del pasodoble de Los Yesterdays, para huir de la rutina. Las playas llenas; las salas de cine, abarrotadas; los espacios para el ocio completamente saturados. Es “semana santa”, tiempo de esparcimiento. Hay muchos cristianos para los que la “semana santa” ha pasado al catálogo de periodo vacacional. Su valor se reduce a esa nota característica de los días soleados. En los alrededores de la "semana santa" abundan las reflexiones para todos los gustos: quién piensa que se pierde la tradición, que las cosas ya no son como antes; quién cree que estamos en un proceso de recuperación y que la cosa va a más. Depende del punto de vista. Me pregunto si los cofrades en general, y en este caso los portuenses en particular, se ponen el capirote como signo de arrepentimiento de pecados del pasado, o para ocultarse ante la cruda realidad. Tan solo tenemos que darnos un paseo por las calles del Barrio Alto, para darnos cuenta que la verdadera “semana santa” se vive durante todos los días del año en cualquier casa que elijamos al azar. Les invito a ello. ¿Cuantos ancianos viven solos en una habitación húmeda y con retrete comunitario? ¿Cuántas familias viven hacinadas en partiditos porque el cabeza de familia está en el paro? ¿Han visto ustedes el número tan elevado de chavales toxicómanos que deambulan como alma en pena por los rincones de nuestras cloacas? ¡Pues claro que lo han visto! Lo mismo que yo, lo mismo que todos los cofrades en general, y los portuenses en particular. ¿Hasta cuando vamos a permitirlo? No se por qué, pero tengo la sensación de que a estas alturas de la película y en estas latitudes, no todos los cristianos están sensibilizados contra la injusticia que sigue oprimiendo a los pobres y condenando a inocentes. Bien está que recordemos en imágenes y divulguemos en procesiones la historia de la muerte de Jesús. La memoria del Crucificado debe actuar de revulsivo. Tiene que ser una memoria revolucionaria que nos empeñe en desmontar la injusticia del mundo -recuerden: Postigo, Cruces, Espelete...-. Que aunque no podamos evitar lo que sucedió en aquel tiempo, sí podemos intentar que no se vuelva a repetir la historia. Tanto el que sea cofrade como el que opta por irse de vacaciones, debe aceptar cada uno a su manera el desafío que nos reta todos los años: esa otra procesión que va por dentro. Que cada uno coja su vela o la tienda de campaña, que cargue con su responsabilidad, y que vaya a la procesión que sienta más cercana. Tiene donde elegir. Desde Año Nuevo a San Silvestre, Pascuas son.
Manolo Morillo - manolomorillo@hotmail.com
Pasión en El Puerto
Diario de Cádiz
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