Desde la Playa de la Puntilla

Manolo Morillo (El Puerto, 1957), actor portuense que mamó las tablas desde la infancia a través de su padre, el locutor Pepe Morillo. Ha pertenecido a los grupos Teja, Bellas Artes, Balbo, T.I.B. y Tirititrán Teatro. Actualmente colabora con Diario de Cádiz. El próximo proyecto en el que se encuentra inmerso es la preparación de una obra de Muñoz Seca dentro de los actos conmemorativos previstos para la inauguración del Teatro Principal, bajo la dirección de José L. Alonso de Santos.

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Lugar: El Puerto de Santa María, Cádiz, Spain

«Que Dios nos guarde de generales y funcionarios que son los principales enemigos del arte» decía Stanislavski en 1900.

domingo, noviembre 18, 2007

LOS VIAJES DE FRANCO A EL PUERTO


Cuando el dictador se acercaba por estos lares, un buen grupo de portuenses entraba directamente en la cárcel, y la angustia y desesperación se adueñaban de sus familias.

Entre los años 1945 y 1950, época denominada del primer franquismo, en donde la presión de las potencias mundiales y las elecciones, fueron ratificando el poder de la izquierda, en Europa occidental fue creciendo la antipatía hacia el Régimen español. Franco mediante una gran campaña de prensa y publicaciones intentaba convencer a la opinión extranjera de su no alineación con el eje, y de que el Gobierno español era esencialmente un sistema de instituciones orgánicas católicas, sin conseguirlo en primera instancia.
Dentro del país se presentó esta campaña contra el Régimen como esencialmente antiespañola, vendiéndola como una conspiración de la izquierda liberal extranjera para marcarlo con una nueva Leyenda Negra. El propio Franco hablaba de un Superestado masónico, que era según su interesado criterio, el responsable de todos los males de España.
Para obtener más apoyo, reanudó sus visitas por todo el territorio español. A menudo eran viajes agotadores que duraban desde el amanecer hasta la puesta del sol, pero le llevaban personalmente a regiones lejanas donde enormes masas de gente le veían y oían, aunque estas masas fueran creadas por el Movimiento. Las condiciones económicas seguían siendo muy duras, aunque no tanto como a principios de los años 40. El racionamiento seguía siendo parte de la vida diaria, del mismo modo que lo era el estraperlo.
Dicho esto, el primer paso de Franco por El Puerto fue el 14 de octubre de 1948 que, tras haber asistido en Sevilla y Huelva a los actos conmemorativos del VII Centenario de la creación de la Marina de Castilla, y camino de Cádiz, transitó por la Calle Larga hasta el muelle de San Ignacio, donde embarcó.
Conocida era la afición del dictador por la caza, y durante cuatro años seguidos -del 48 al 51- fue huésped de Fernando C. de Terry y del Cuvillo, participando en cacerías organizadas por este último en la finca de El Pedroso. Coincidiendo con estas visitas, desde la corporación municipal se hacían gestiones a través del Subsecretario de Industria de la época, Eduardo Merello Llaseras –hijo de El Puerto-, para que Franco influyera en el relanzamiento de la infraestructura necesaria para la acometida de agua y otras necesidades de la ciudad, o por ejemplo, para el traslado del Penal a la Isla de Formentera. Nuestra ciudad fue una de las localidades que abogó en 1949 a favor de la Ley que facultó a Franco para ostentar el título de “Príncipe del Ebro”.
Fue en 1950, concretamente el martes 31 de octubre cuando el general Franco, a eso de las 18,30 de la tarde apareció por nuestra ciudad “en medio del entusiasmo de la muchedumbre que vitoreaba y aplaudía a tan ilustre huésped”, según recogía a doble página el bisemanario acólito del Régimen “Cruzados”. Recibido por el Alcalde, varios Ministros de su Gabinete, el Gobernador Civil y otras autoridades de la provincia, se trasladó hasta la residencia de los Terry a la que se incorporó más tarde su esposa Carmen Polo y los Marqueses de Villaverde. Seguidamente y en unión de su consorte marcharon por las calles Larga, Luna, San Juan y Plaza de España hasta el primer templo parroquial, repitiéndose las calurosas manifestaciones de entusiasmo popular, con gritos de Franco, Franco, Franco. Con las campanas al vuelo, fueron acogidos por la corporación municipal bajo mazas, el clero de la ciudad, autoridades civiles y militares y la jerarquía en pleno de la Falange Española Tradicionalista y de la Jons. Mientras la Sección Femenina ofrecía un ramo de flores a la esposa del dictador, la banda de música interpretaba el himno nacional y Franco y Carmen Polo entraron en la Prioral bajo palio, cuyos varales portaban los gestores del Ayuntamiento. Una vez terminadas sus oraciones, hicieron el recorrido inverso para alojarse durante su permanencia en la ciudad en el domicilio particular de los señores de Terry del Cuvillo.
Doce años más tarde, siendo Alcalde Presidente Luís Portillo Ruiz, en el punto núm. 4 del Pleno del día 4 de julio de 1962 se acuerda “Ofrecer la primera Medalla de Oro de la Ciudad a S. E. el Jefe del Estado Generalísimo de los Ejércitos Excmo. Sr. Don Francisco Franco Bahamonde, como prueba de admiración y aprecio a sus relevantes méritos que es obvio numerar por estar en la mente de todos…”.
La medalla se encargó al joyero cordobés José Mª González del Campo por un valor de 16.000,00 Ptas., realizada en pedrería y esmalte. Solicitándosele al mismo tiempo una placa conmemorativa del acuerdo de Pleno, cuyo coste fue de 10.000,00 Ptas., siendo ésta realizada en plata de ley. Franco aceptó la medalla el 22 de junio de 1964, y en octubre de ese mismo año le fue entregada por una Comisión presidida por el Alcalde, y por un nutrido grupo de concejales. Tanta debió ser la euforia de tal acontecimiento, que al mes siguiente en otro Pleno y “por aclamación unánime, se acuerda nombrar cual se propone, Alcalde Honorario y Perpetuo de esta ciudad a S. E. el Jefe del Estado Español…”.
El escritor Manuel J. Ramos resume de la siguiente manera las circunstancias de la sociedad española en la posguerra: “Fueron años marcados en la misma proporción, por la desesperanza y la esperanza y, al mismo tiempo, por el miedo, la censura, el autoritarismo, la falta de libertades, el hambre, las cartillas de racionamiento, el frío, la censura de libros y de películas. En definitiva, la época más negra que, desde todos los puntos de vista, se ha vivido en España en este último siglo”.

Manolo Morillo - manolomorillo@hotmail.com
El orden de los tiempos
Diario de Cádiz

miércoles, noviembre 07, 2007

LOS QUE RÍEN LOS ÚLTIMOS


Ficha artística: La Zaranda - Teatro Inestable de Andalucía La Baja. Obra: Los que ríen los últimos. Textos e iluminación: Eusebio Calonge. Reparto: Gaspar Campuzano, Enrique Bustos y Francisco Sánchez. Voz Jefe de pista: José Pedro Carrión. Espacio escénico y dirección: Paco el de La Zaranda. Lugar: Teatro Municipal Pedro Muñoz Seca de El Puerto de Santa María. Aforo: Casi lleno.



UNA TRISTE SONRISA

"Nuestros trabajos surgen de la ansiedad de expresar lo que somos de acuerdo con la confidencia poética de nuestros sentimientos". Esta declaración de intenciones que el grupo La Zaranda mantiene como vademécum vertebrador de toda su obra, se refleja gesto a gesto, palabra tras palabra en la propuesta con la que se ha dado el gustazo de abrir el telón al público porteño del recién inaugurado Teatro Municipal. Aunque en realidad el placer ha sido el nuestro al poder contemplar sin tener que mirar de reojo a nadie esta verdadera obra de arte.
Solos, en el centro de la pista de un circo de tantos, los tres hermanos administradores fiduciarios de una extirpe de más de cinco generaciones de artistas, emprenden un viaje hacia el lugar de “los grandes triunfos”, como homenaje final a su padre y en pos de una encrucijada vital que les lleva inexorablemente al precipicio que siempre acecha detrás de cada esquina.
Eusebio Calonge y Samuel Beckett se funden en el tratamiento estético del tiempo, donde Godot el eternamente esperado, revolotea junto al gran difunto que mueve los hilos del presente, del pasado y de un futuro más que incierto de la saga decrépita de los hermanos zarandini.
El hallazgo de la metáfora escénica para imaginar este paisaje interior, los movimientos, el insólito atrezzo, sus caras de matachines, el lenguaje escénico, la luz y la hermosura general del montaje, logran que el público quede cautivado y emocionado ante la triste sonrisa que provocan estos repetitivos payasos, soñadores fracasados que terminan cansados de los mundos perdidos.
Es toda una revelación de propósitos tanto de la Dirección General de Fomento y Promoción Cultural de la Junta de Andalucía como del Ayuntamiento de El Puerto, que un grupo como el de La Zaranda, asiduo de grandes festivales europeos, con el espíritu de la vanguardia y del teatro independiente por bandera, inicie el periplo teatral de este nuevo espacio escénico que gana la provincia, y que gestionaremos los portuenses desde lo más profundo de las reivindicaciones de tantos y tantos años. Con esta representación se cierra un círculo que nunca debió abrirse.
En esta jornada inaugural, a pesar de ser lunes, estuvo el que quiso, hubo eso sí más políticos que de costumbre, pues no suelen, salvo honrosas excepciones prodigarse por los mentideros del teatro tan ocupadísimos próceres de la cosa. Ya veremos después de la primavera.

Manolo Morillo - manolomorillo@hotmail.com
Crítica Teatral - I Muestra de Teatro Andaluz en El Puerto -
Páginas de Cultura
Diario de Cádiz

domingo, noviembre 04, 2007

EN TORNO A LA LIBERTAD



En dieciocho años de existencia arengando a los portuenses, la agrupación MEDUSA demostró que la mente humana es capaz de escabullirse en las propias narices de los censores sin menoscabo de la dignidad.

Por eso bajo el nombre de “MEDUSA”, unos hombres y mujeres de El Puerto de Santa María, cualesquiera, se han agrupado en la vocación de la belleza, en el amor de la sabiduría para tratar de reavivar y mantener en todo el ámbito portuense, la luz de la inquietud para las cosas que tocan el espíritu, las letras y las artes, la ciencia y, en resumen, la cultura, serán poderosísimos tentáculos con que nuestra “MEDUSA” nos mantendrá enlazados a todos bajo su traslúcida sombrilla, percibiendo a través del prisma vivo de su cuerpo, la blanca luz del sol latino, desdoblada en abanico de todos los colores.
Con estas palabras entresacadas del manifiesto fundacional de la Agrupación Cultural Portuense “MEDUSA”, se vislumbra toda una declaración de intenciones que supone el punto de no retorno hacia una aventura incierta pero a la vez atractiva y desafiante, que emprende un grupo de portuenses vadeándose entre los vericuetos de la legalidad establecida en la España de mediados del siglo XX.
“MEDUSA” nace desde las entrañas de la propia desidia innata de la que la sociedad portuense hace gala en distintos periodos de su historia reciente. Ya se cuestionaban en sus principios la apatía que existía –y que aún hoy perdura- entre los portuenses de a pie, y que pregonaban a modo de señuelo en sus primeras soflamas para atraer a la concurrencia a los actos que organizaban: “...hartos estamos de decirnos y escucharnos que ‘en El Puerto no podrá nunca hacerse nada’, que ‘la gente de aquí somos así’. Pues bien no seamos más ‘así’, no seamos ‘gente’, sino personas, señores de nosotros mismos, capaces de asociarnos para alzarnos, apoyados los unos en los otros, en defensa de nuestra mejor parte…”
Los primeros artículos de sus Estatutos tenían como objetivo la elevación del hombre por medio de la cultura, utilizando todos los medios y recursos que ésta te permite a través de una organización eficaz, regida por un grupo director explícitamente responsable de la consagración de los intereses de la propia Agrupación. Todo socio tenía el derecho adquirido por el mero hecho de serlo a participar siempre –salvo casos espacialísimos- gratis en los actos y servicios que se organizasen. La zangamanga que validaba todo lo anterior la encontramos en el artículo 23 de sus Estatutos que decía textualmente: “MEDUSA”, Agrupación Cultural Portuense, estará siempre sometida a las direcciones pontificias de la Iglesia Católica, y al margen de toda política. Como no podía ser menos.

Martínez Alfonso, José Luís Tejada,
Rafael Tardío y Domingo Roa, entre otros,
formaron la primera junta directiva

El veintisiete de enero de 1961 se redacta el acta constituyente de esta Agrupación, siendo su primer presidente Manuel Martínez Alfonso que desde que llegó a nuestra ciudad diez años antes, se implicó tenazmente en elevar el nivel cultural de los portuenses, primero en el Instituto Laboral impartiendo su didáctica de la literatura; con la propia Agrupación “MEDUSA” y más tarde con la creación del bisemanario “La voz de la bahía”, publicación de la que nos ocuparemos en otra entrega de esta jerarquía de los tiempos.
Junto al profesor Martínez Alfonso configuraron la primera Junta Directiva, José Luís Tejada, Rafael Tardío, Domingo Roa, Antonio García Amador, Francisco Muñoz, Antonio Pérez y los Rvdos. Padres Jesuitas Pascual y Montero. Ya por aquella época se encargaba de la comisión de prensa el polifacético pintor y poeta Rafael Esteban Poullet. Las iniciales cuotas de socios ascendían a la cantidad de 15 pesetas mensuales, celebrándose las primeras reuniones todos los jueves a las nueve de la noche. Su primera sede oficial estuvo ubicada en la planta alta del edificio del Círculo de Labradores y Profesionales, pasando más tarde y provisionalmente al salón de visitas del Colegio de San Luís, del que se trasladaron en junio del 61 a la Calle Jesús de los Milagros. Su deambular por El Puerto también les llevó al Colegio de la Pescadería, a la calle Larga, 97 y finalmente ya en la época de la incipiente democracia en las instalaciones de la extinta Organización Juvenil Española (OJE).
En dieciocho años de existencia arengando a los portuenses con su ‘apostolado de la cultura’, demostraron con la sutilidad que caracteriza a las personas necesitadas de expresarse en libertad, que la mente humana es capaz de escabullirse delante de las propias narices de sus censores sin menoscabo de la dignidad inherente al ser humano. En su primer año de existencia consiguieron tener más de doscientos socios, lo que ya es un logro para una ciudad como El Puerto, y llegaron a organizar unos cuarenta actos repartidos entre proyecciones de películas a través del primer ‘Cine-Foro’ que hubo en la ciudad, conciertos de música grabada, representaciones teatrales de autores tan dispares como Bernard Shaw, Valle Inclán, Shakespeare, Chejov y el propio Federico García Lorca, así como conferencias, exposiciones de artes plásticas y la creación de una revista literaria y de una línea editorial.
A fecha de hoy, y según palabras de su último y a la vez más joven presidente, el poeta Jesús María Serrano, “MEDUSA” entró en estado de hibernación a instancias suyas cuando tomó carta de naturaleza la Constitución Española de 1978. Curiosamente y ya en periodo democrático pero con las dudas existenciales de los de siempre, en una Semana dedicada al Cine Español en las dependencias donde se ubicó la OJE, y cuando se estaba proyectando la película ‘El Alcázar no se rinde’, irrumpió la policía nacional incautando todo el material cinematográfico relativo al pequeño certamen, con la clara intención de detener a los organizadores. El motivo de la denuncia: presuntas mofas al ejército.
Muchos fueron los portuenses que a través de “MEDUSA” aprendieron a convivir con ideas distintas a las suyas, que pudieron desarrollar sus habilidades artísticas o de cualquier otro tipo, y que en definitiva se fueron preparando para la construcción de la nueva España que llegaba no sin cierto temor a la vuelta de la esquina. Leonardo Romero, Javier Renedo, Eloy Fernández, Pepe Buhígas y tantos otros y otras que hoy recuerdan con cariño y admiración sus tertulias en aquella Agrupación Cultural Portuense.
“MEDUSA” fue ante todo coloquio, diálogo vivo, entendiendo el arte y la cultura misma como algo opinable, y fue la única que se atrevió en el periodo de la Dictadura –según palabras del escritor y poeta portuense Manuel Pérez Casaux- a no doblegarse ante la mediocridad y el oscurantismo de ese Régimen.

Manolo Morillo - manolomorillo@hotmail.com
El orden de los tiempos
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domingo, octubre 21, 2007

ORÍGENES DEL TEATRO EN EL PUERTO


Cuando se funda el hospital de San Juan de Dios en 1660, se le donó, siguiendo la normativa y tradición de la época, el corral de comedias de la ciudad para su funcionamiento, lo que facilitó su rehabilitación y puesta en valor para los comediantes y para el pueblo.

De todas formas el primer coliseo del que se tienen noticias consignadas en documentos oficiales, es el que se construyó en las Casas del Palacio (Bodegas de Don José de la Cuesta y Gómez), y en cuyas casas, además de la bodega citada y de los inmuebles adjuntos, formaban parte otras que se derribaron para construir la bodega que a continuación se encuentra. Este teatro, edificado para representaciones de ópera italiana, y construido por el empresario y director de la compañía Don Nicolás Setaro, debió reunir excelentes condiciones de comodidad y aún de ornato, si hemos de tener en cuenta la relación de su costo presentada en su día, y que ascendió a la suma de 279.784,00 reales de vellón.
La inauguración se llevó a efecto el día 14 de abril de 1754 con la ópera El gran Alejandro, ofreciendo la novedad del anuncio, que consistía en una figura de madera, vestida con un vistoso dominó en actitud de tocar una trompeta, y pendiente del cuello un tarjetón en donde se leía en gruesos caracteres el anuncio y condiciones del espectáculo. Pero como la alegría en casa del pobre es poco duradera, el Ayuntamiento al cabo de un año, prohibió las representaciones y sostuvo pleito con el empresario, hasta hacerle desbaratar el teatro y vender sus despojos en pública subasta.
Ya en el año 1788 –tres décadas más tarde- y con permiso del gobernador de la ciudad, construyó Don José de la Flor una Casa de Comedias en la Calle Misericordia, que estuvo funcionando hasta que nuevamente el Ayuntamiento recordando su acuerdo anterior lo volvió a prohibir.
De la Flor, que no estaba dispuesto a ceder en su empeño elevó recurso a la Casa de Castilla, en el que se quejaba de que en El Puerto no se permitiese lo que en otras ciudades de Andalucía. El Consejo remitió el escrito a la Casa Consistorial para que explicara el motivo de la prohibición, contestándosele que tales razones las habían colegido de lo proclamado públicamente por el padre Fray Diego José Caamaño (rebautizado como Beato Diego José de Cádiz), que en sus arengas al pueblo impregnadas de un carácter bélico de cruzada religiosa, mantenía que no se debían permitir las representaciones teatrales “por los perjuicios y ruinas espirituales y corporales que podían producir a la comunidad, y por ser nocivo para la juventud”. A raíz de esta campaña vehementísima en la lengua de fuego de aquél apostólico misionero capuchino, se dictó una Real Orden en 1790 prohibiendo en absoluto las representaciones de comedias.

El Teatro Principal

Años más tarde y ya desaparecido el fraile a causa del vómito negro, el Ayuntamiento manda edificar sobre el mismo terreno otro teatro, que estuvo funcionando con las dificultades propias de la época hasta que el 22 de abril de 1842, Críspulo Martínez solicita a las autoridades la construcción de un teatro “sencillo, cómodo, elegante, proporcionado al vecindario, en el mejor sitio de la población y preparado para las estaciones más rigurosas”. El nuevo teatro se situaría en la confluencia de las calles Cánovas del Castillo (hoy Luna) y San Bartolomé, sobre el solar desamortizado de la Iglesia de Temporalidades propiedad de la Compañía de Jesús (que en aquellas fechas estaba destinado a una fábrica de licores) y bienes caudales de la ciudad, lo que permitiría que una parte de los ingresos del mismo se destinaran a la beneficencia, concretamente a la edificación de un asilo. La inversión inicial del mismo se fijaría en un total de cien acciones a dos mil reales cada una, de las cuales veinte de las mismas serían dadas a la Beneficencia con un cinco por ciento de interés anual.

Descripción e inauguración

No se cuenta en los archivos con ningún plano del teatro, pero existe una perfecta descripción del cronista de la Villa, José Luís Tejada, realizada en 1879. La sala tenía forma de herradura y desde todas las localidades del teatro se obtenía una perfecta visión de la escena. Del techo del teatro colgaban cinco arañas y alrededor del mismo elegantes candelabros que permitían una buena iluminación. La sala estaba decorada en blanco y oro, siendo el patio de butacas amplio con lunetas a derecha e izquierda. Los palcos del proscenio tenían barandas doradas. No existían antepalcos, pero sí amplios corredores que servían de espacios de tránsito y de sala de fumadores, teniendo una capacidad para más de mil personas. La maquinaria era antigua y poco automatizada, siendo más bien escasos los espacios de guardarropía y de guardamuebles, teniendo en propiedad una gran cantidad de telones pintados. Para el cronista Tejada, el director de esa época Enrique Carrera, llevaba el teatro de forma correcta con aseo y arreglo. El nuevo coliseo se inauguró el 22 de junio de 1845 con la compañía dramática que dirigía José García Luna y la actriz Sra. Valero. En las tres noches de inauguración se pusieron en escena las obras El abogado, El agente de policía y El Castillo de San Alberto.

Reglamentos del Teatro

Existían dos normativas municipales, una del año 1858 y otra de 1863. En estas normativas se prohibía gritar, silbar o golpear durante las representaciones, así como dirigirse a los actores o fumar salvo en los espacios designados para tal fin. Los hombres no podían subir a la cazuela de las mujeres, y como cosa lógica, también estaba prohibido hablar durante las representaciones y asistir a las mismas con sombrero puesto o entrar en el vestuario de las actrices. Pero la prohibición más llamativa y anacrónica era la de orinar en los pasillos y puertas con el fin de evitar los malos olores.

Otros teatros

El Teatro Principal no fue el único teatro estable de la ciudad. El Teatro del Colegio de San Luís, el Teatro del Centro Católico Obrero, el Salón de Variedades y el “salón-cantante” situado en el número 44 de la Calle Palacios, fueron los cuatro teatros que a finales del siglo XIX funcionaban en El Puerto de Santa María.
Junto a estos existían también numerosos espectáculos al aire libre, de manera especial en verano. El circo ecuestre de Reynaud en la Plaza del Castillo, el espectáculo circense de la Gran Compañía Árabe Sansebar Yallech Ben Sala en la Plaza de Toros, y el teatro desmontable de verano en el parque, propiedad de Don Antonio Gutiérrez y Ruiz, teatro éste muy concurrido en las noches de verano que entraba en clara competencia con el Principal y el Salón de Variedades.

Nota al margen: Mi agradecimiento a José Ignacio Buhígas, y al trabajo “Aproximación a los Teatros de El Pto. de Sta. María en la segunda mitad del siglo XIX” del historiador José Mª Fernández Vázquez, publicado en el núm. 27 de la Revista de Historia de El Puerto que edita el Aula Menesteo.

Manolo Morillo - manolomorillo@hotmail.com
El orden de los tiempos
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domingo, octubre 07, 2007

EL MONUMENTO A MUÑOZ SECA

Apenas terminada la guerra civil española, el Ayuntamiento de El Puerto de Santa María acordó erigir un monumento que perpetuase la memoria del ilustre comediógrafo portuense.

Al hacerse cargo de la alcaldía en abril de 1948 Eduardo Ciria Pérez, desde el primer momento, hizo conocer como uno de los puntos de su programa, realizar el homenaje prometido por anteriores corporaciones al autor de la célebre y reconocida obra teatral La venganza de don Mendo.
Se nombró una Comisión de fuerzas de vivas de la población, con representación de todos los sectores sociales y de cuantos con él tuvieron relación en vida. Al mismo tiempo se constituyó una Sub-Comisión en Madrid que sirviera de enlace con la de El Puerto y en la que tuvieron entrada representaciones de los portuenses residentes en Madrid, Sociedad General de Autores de España, Dirección de Archivos y Bibliotecas, de Seguros, de Cinematografía y Teatro, Sindicato del Espectáculo, Autores, Empresas Teatrales y Actores.
Lo primero que la Comisión llevó a cabo fue lo relacionado con el busto de Muñoz Seca, del que se realizó encargo al reconocido escultor valenciano Ignacio Pinazo –medalla de oro del certamen nacional de Bellas Artes en el año 1948-, y amigo personal del comediógrafo.
Varios fueron los programas y el esplendor que en un principio se pensó dar a los mismos y muchas las aportaciones desinteresadas recibidas, llegándose a la concreción definitiva de un programa cuya fecha de celebración se fijó para los días 21 y 22 de mayo de 1950, catorce años después de su muerte. Pero el día 19 de ese mismo mes tuvo que reunirse la Comisión para plantear la situación creada por la gravísima enfermedad que aquejaba a Francisco Muñoz Seca. Después de un amplio cambio de impresiones se decidió la suspensión del homenaje, celebrándose tan sólo el reparto de 1.300 bolsas de comida a los pobres de la localidad. La misma tarde del 21 de mayo falleció el Dr. Muñoz Seca, que desde sus primeros pasos fue compañero inseparable de su hermano hasta la terminación de sus respectivas carreras en Sevilla, instalándose Don Pedro con posterioridad en la capital de España y Don Francisco en El Puerto, donde ejerció la profesión de doctor en medicina hasta el fin de sus días. Tras el luctuoso suceso, se decidió como nuevas fechas los días 11 y 12 de junio de ese mismo año.
Minutos después de las seis de la tarde del día 11 de junio, llegó a las puertas del Palacio Municipal el Ministro de Justicia Raimundo Fernández Cuesta, acompañado del Gobernador Civil de la Provincia Carlos María Rodríguez de Valcárcel, quienes fueron recibidos por el Alcalde y Jefe Local del Movimiento Eduardo Ciria Pérez, presidiendo la Corporación Municipal bajo mazas, entre otras Comisiones y representaciones de las autoridades eclesiásticas, civiles y militares. También estuvieron presentes el Teniente Alcalde del Ayuntamiento de Madrid Luís Calvo Sotelo, y el Presidente de la Sociedad General de Autores de España compositor Jacinto Guerrero.
Acompañados de los hijos e hijas del autor homenajeado, Joaquín, Pedro, María de los Milagros y Rocío Muñoz Seca y Ariza, se dirigieron las autoridades al lugar de la Plaza Isaac Peral donde se había instalado el Monumento-Biblioteca, engalanada toda la Plaza con banderas y guirnaldas, apareciendo así mismo con colgaduras todos los balcones de las casas circundantes y el propio Palacio Municipal.
A través de una instalación de altavoces pudo seguir el público congregado en los alrededores los discursos pronunciados por las distintas autoridades, siendo especialmente emotivo el de Don Jacinto Guerrero, que agradecía públicamente a su amigo, colaborador y maestro Pedro Muñoz Seca, que un día lo sacara del violín del Teatro Apolo, para estrenar en ese mismo teatro castizo y madrileño “La hora del reparto”, así como testimoniar su compromiso formal de hacer un homenaje a nivel nacional auspiciado por la propia Sociedad de Autores que él presidía. El Ministro de Justicia cerró el turno de palabra expresando el agradecimiento de la familia de Muñoz Seca a los organizadores del acto, y procediendo a descubrir el busto, que según los asistentes reflejaba fielmente la personalidad y el carisma del autor portuense.
Años más tarde el profesor Martínez Alfonso dejaba constancia de la idoneidad del sitio escogido para su ubicación, al que calificaba de… “rincón íntimo, lugar propicio para el reposo, la meditación y el coloquio a media voz, en una mezcla de pérgolas y bancos que, entre mosaicos, macetas y flores envuelven amorosamente el pedestal sobre el que descansa, íntimo también, humano casi, el busto del escritor envuelto en la típica capa española, de la que era tan partidario, con un libro en la mano, presencia ineludible de su quehacer literario; al aire las guías airosas de su bigote, tan afiladas como su ingenio; y una esbozada sonrisa debajo del mismo, más expresiva aún en el bailoteo zumbón de su mirada”.
El lunes día 12 de junio, a las once de la mañana, tuvo lugar en la Iglesia Mayor Prioral, el solemne funeral aplicado por el alma de Don Pedro Muñoz Seca, asistiendo numerosos fieles y ocupando lugar preferente en la nave central del templo todas las autoridades locales presididas por el Sr. Alcalde y los familiares del llorado escritor. Enfrente del altar mayor se había instalado un severo catafalco, cubierto con la bandera nacional, sobre el que descansaba una corona de laurel y ante el cual se entonó solemne responso bajo el oficio del Arcipreste del Partido, el Capellán y el coadjutor Don Luís Bellido Salguero. La Capilla Musical de la Acción Católica portuense, con la dirección del maestro Sr. Dueñas Piñero, interpretó magistralmente la Misa de Réquiem, a tres voces, de Perossi, expresamente preparada para este acto, así como el “Libérame” del mismo autor.
Con motivo de este homenaje la Comisión organizadora editó once meses después un folleto a modo de recuerdo, con una tirada de 1.000 ejemplares, en el que se recogía la trayectoria vital y literaria del autor portuense, así como el recuerdo de algunos de sus colaboradores y amigos más cercanos.

Manolo Morillo - manolomorillo@hotmail.com
El orden de los tiempos
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domingo, septiembre 23, 2007

EL VIAJE MAS LARGO



Como un día más; como todos los días, el Adriano III levantó amarras y zarpó rumbo a Cádiz a las 9,30 horas de la mañana de ese martes 4 de enero de 1966 envuelto en una espesa niebla que envolvía a toda la bahía.

Recién estrenado el año 1966, mientras que en el resto del mundo se hablaba de la muerte de Ernesto “Che” Guevara, se consagraba el primer obispo negro en Estado Unidos y se comprobaba la eficacia de un nuevo microscopio para incorporarlo al equipo de los primeros astronautas en alcanzar la Luna, en El Puerto la preocupación era otra. El martes 4 de enero una densa y pertinaz niebla se apoderó de la ciudad y del resto de la bahía.
Por aquellos días el Ayuntamiento andaba a la gresca con los propietarios de unos kioscos instalados en la Plaza del Polvorista, a los que con la excusa de la remodelación de la plaza se les dio ultimátum para desmantelar sus negocios. El buque “Ciudad de Sevilla” entró en el puerto para su desguazado, y la Academia de Bellas Artes ultimaba los preparativos para la cabalgata de Reyes Magos del día siguiente. Mientras, las fuerzas vivas de la localidad reclamaban por la falta de un servicio médico de urgencia, por la acometida de un nuevo alumbrado público más decente del que sufrían, y por el corte del tránsito rodado en el Puente de San Alejandro, principal vía de acceso a la ciudad.
Los hermanos Fernández San Juan, Pepe y Juan, alternaban los viajes de las motonaves Adriano II y III desde El Puerto a la capital, cruzando la bahía, con la regularidad propia de un servicio marítimo de pasajeros heredado del de la ría de El Ferrol, y pariente directo del vapor que surcó el Guadalquivir río arriba en busca de la Exposición Universal de 1929 celebrada en Sevilla.
Como un día más; como todos los días, el Adriano III levantó amarras y zarpó rumbo a Cádiz a las 9,30 horas de la mañana de ese martes 4 de enero de 1966 envuelto en una espesa niebla, con la confianza de su bien ganada experiencia navegando por aguas amigas, la certidumbre de su llegada a buen puerto, y las expertas manos de su patrón “Pepe el del Vapor”, que al llegar a la barra del río Guadalete ya en el viaje de vuelta, no tardó en darse cuenta de la gravedad de la situación -dada la nula visibilidad-, teniendo que parar máquinas, echar ancla y disponerse a una tensa espera con la mar en calma chicha.
Las voces de alarma en el muelle portuense empezaron a oírse pasadas las 11,30 horas de la mañana a la vista de la tardanza de la popular motonave. Se comunicaron los hechos a la Comandancia de Marina, a la Costera, a los prácticos de Cádiz y por medio de la radiotelefonía se supo de su situación gracias al pesquero “Mari Perles”, que esa misma noche embarrancó en el mismo sitio con una carga de 900 cajas de pescado, y que logró ponerse a flote por sus propios medios.
El pasaje, que se aproximaba a unas treinta personas, incluidos dos niños, en un principio no tomó en consideración la maniobra de parada, ya que esperaban que la cosa no llegaría a mayores y el vaporcito retomaría nada más disipada la niebla el rumbo hacia El Puerto. Jamás pensaron que el asunto se convertiría en una odisea de 16 horas de espera, avituallados exclusivamente con un panecillo de un pasajero y otro del patrón, que cedieron a los más pequeños. Entre los pasajeros se encontraban Manuel Suano Navarro, conocido popularmente como “El chico”, a la sazón mandadero del vapor, que junto con Narciso Casas Rodríguez, embarcado para ir a vender a Cádiz las angulas que cogía en el río Guadalete a su paso por La Cartuja, no pararon de dar ánimos a una pareja de recién casados que pasaron su noche de novios en medio de la bahía.
Sobre las 3 de la mañana una lancha TA-11 del transporte de guerra guió con potentes focos hacia el puerto gaditano al Adriano III, que una vez desvanecida la niebla al medio día del miércoles 5 de enero, víspera de Reyes, emprendió la anhelada singladura de regreso a El Puerto.
Entre las personas que acudieron al muelle a recibir al hoy símbolo y emblema de la ciudad, se encontraba el Sr. Martínez Morató Patrón Mayor de la Cofradía Sindical de Pescadores, que días antes junto con otras personalidades del mundo de la mar había agasajado a los hijos de los pescadores con el aguinaldo típico de las fechas. En esta ocasión su aguinaldo fue ni más ni menos que dar un fuerte abrazo a José Fernández San Juan, y felicitarle por la serenidad mostrada a la hora de gestionar la situación planteada por la niebla, y haber conseguido que tanto el Adriano como sus pasajeros ocasionales terminaran felizmente su viaje más largo.

Manolo Morillo - manolomorillo@hotmail.com
El orden de los tiempos
Diario de Cádiz

domingo, septiembre 09, 2007

DESCENDIENTE DIRECTO DE LOS SABONESES



Francisco García Gil lleva a gala ser marinero y ser portuense. Su abuelo fue agraciado por el Rey Don Alfonso XIII con Real Patente de Navegación Mercantil para poder navegar y comerciar en todos los mares y puertos del Globo.

De 70 años, 43 de ellos dedicados a la mar. Procede de familia de tradición marinera, no en balde su abuelo Francisco García Rico, maestro redero, creó un sistema novedoso de artes de pesca con el que revolucionó el sector a nivel mundial, llegando a ser armador en su momento de hasta 22 barcos pesqueros, y terrateniente de la Punta de los Saboneses y su entorno natural, al final de la Playa de Levante.
Este marinero ilustre está orgulloso de ser quien es y de haber sido lo que ha sido. Está orgulloso de sus ascendientes y de sus descendientes. Está orgulloso de que su abuelo fuese amigo personal del Rey Don Alfonso XIII, que le concedió a uno de sus faluchos, el llamado “San Germán”, Real Patente de Navegación Mercantil para que pudiera navegar y comerciar en todos los mares y puertos del globo.
Perdió a su progenitor en los primeros días de la guerra civil española, cuando apenas contaba con cuarenta días de vida. Siendo el menor de cuatro hermanos, con diez años entró en el mundo laboral rodeándose de gaseosas y sifones, pasando luego a Gráficas Andaluzas para poco después, iniciar con escasos quince años su larga singladura por la mar en “El Pelayo”, del armador alicantino Miguel Ferrer y al son de esta cancioncilla popular que aún se puede oír por “El cuarto del Tecle”...

“Levántate tabernero
que la fortuna te llama,
que pa ganá dinero
hay que abandoná la cama”

De este primer embarque recuerda con emoción contenida la melancolía que embargaba a su cuerpo y a su alma, cuando caía la noche en alta mar. Recuerda también con cariño como le marinaba y adiestraba su tío en las faenas de ayuda a los marineros, y la alegría implícita cuando el patrón preguntaba ¿qué se merece el niño…?: un cuartoncito o media parte.
Con veintiún años recién cumplidos ya es primer mecánico de barco, y logra así rellenar tres libretas de embarque en una singladura vital que le lleva a probar fortuna en aproximadamente unos cincuenta pesqueros del Atlántico Sur. Toda una vida.
Los percances en la mar los relata con la serenidad que siempre le ha caracterizado. Su primer naufragio fue en el año 1965 cuando venían con la pesca hecha desde el Río de Oro al Cabo Mogador. Pasadas las seis de la tarde, el tiempo oscurecido y la abundante niebla impedían la visibilidad del pesquero, y enfrente del Aaiún en el Medano de Santiago, el barco embarrancó teniendo que ganar la costa a nado.
El otro naufragio de envergadura fue con un barco de Huelva en el año 1992, a trescientas brazas de agua. Gracias a su pericia y a la importante ayuda y protección de su Santísima Virgen, Señora del Carmen, “Stella Maris”, siempre presente en estas vidas trajinadas entre olas y mareas, logró que fuera un percance limpio y a salvo de cualquier desgracia personal.
Como navegante de estirpe, y hombre inquieto y solidario con sus iguales, fue Presidente de Técnicos de la flota pesquera de El Puerto en la Cofradía de Pescadores, promotor asimismo de las Casas de Marineros de la Casa del Mar y promotor de la Fábrica de Hielo. Consiguió también en los momentos malos de la profesión, dos “socorros” de 6.000,00 ptas. para paliar la falta de recursos puntuales de los marineros.
Después de tantísimos años navegando, su castigado cuerpo labrado a fuerza de golpes de mar, y la crisis del sector, le llevaron a su estado actual de jubilación. Dice que la no renovación del acuerdo pesquero con nuestro vecino de la otra orilla, Marruecos, ha convertido El Puerto en un puesto de alambres, y desgraciadamente creo que no le falta razón.
Ahora, los paseos diarios con su perra “Mara”, y el “Cabildo” que forma con otros compañeros de profesión jubilados como él entorno al monumento al pescador, a la orilla del río Guadalete, le hace reflexionar sobre la gran familia que forman todas las personas que tienen relación con la mar, especialmente ellos, los hombres del mar, fuertemente vinculados por esos lazos entrañables de solidaridad fraterna, que distinguen a cuantos han hecho del mar el escenario habitual de su existencia.

Manolo Morillo - manolomorillo@hotmail.com
El orden de los tiempos
Diario de Cádiz

sábado, septiembre 01, 2007

MORBO


No podemos negar que si algo ha potenciado la televisión de nuestros días, el number one se lo lleva el morbo por el morbo. La atracción hacia acontecimientos desagradables es un tipo de gimnasia tanto física como mental, que se practica con rigor británico a cualquier hora y a cualquier edad. Gran parte de la audiencia se mueve por impulsos enfermizos que de alguna manera les rellenan la agenda de sus quehaceres diarios. Por la mañana se desayunan con el relato del cuñado del chófer de Lady Di, que cuenta con pelos y señales como fue el trompazo real un día de San Ramón Nonato de hace diez años, y las sospechas de que la esposa del príncipe Carlos tuviera hijos egipcios de Dodi Al Fayed. Todo esto condimentado con un buen mollete de Antequera empapao de aceite de oliva sin desvirgar, a la mayor salud de los hipertensos. A la hora tercia la quincuagésima reposición de la muerte de Paquirri en Pozoblanco, la enlazan con la cogida de José Tomás y su paralelismo con el óbito por asta de toro de Manolete, que ya es estirar la cosa. Aquí con un vermú y unas aceitunitas se aplaca el vacío de estómago y se prepara el cuerpo hasta la hora nona, donde lo mórbido alcanza su clímax viendo caer al vacío a las criaturitas que saltaban de las Torres Gemelas en el fatídico 11-S. Si de algo saben los programadores televisivos, su máxima expresión la alcanzan apurando al límite del paroxismo y la exposición pública las miserias, las desgracias, las infelicidades y las desdichas de los demás. El share es impío por naturaleza y a la vez demoledor termómetro de vanidades exhibicionistas remuneradas con el color de la sangre ajena. Esta semana las imágenes de la trágica muerte de un joven futbolista andaluz, han recorrido el mundo digital y analógico envueltas entre la excusa de la inmediatez y la sinrazón de un oportunismo mediático que ni descansa ni deja descansar a los muertos. Y todo por un plato de lentejas.

Manolo Morillo - manolomorillo@hotmail.com
Visto y oído - Sección TV
Diario de Cádiz

domingo, agosto 26, 2007

GORDA


Ficha artística: Trasgo Producciones. Obra: Gorda. Autor: Neil Labute. Reparto: Luís Merlo, Teté Delgado, Iñaki Miramón, Alicia Martínez. Iluminación: José M. Guerra. Escenografía: Ricardo Sánchez Cuerda. Música: Mercedes Ferrer. Vestuario: Raúl Amor. Versión: Luís Colomina - Tamzin Townsend. Ayudante de dirección: Quino Falero. Dirección: Tamzim Townsend. Lugar: Patio porticado de San Luís Gonzaga en El Puerto. Aforo: Lleno.

RAZONES DE PESO

La risa cruel y contagiosa de la señora que come caramelos sin piedad, fila 14, silla 8, es un reflejo de lo que Neil Labute pretende con esta gorda que se ríe de sí misma antes de que lo hagan los demás. Provocador como pocos, el mormón de Detroit diseña un entramado tan cargado de buenas intenciones como falto de consistencia, que se alinea con los universos que defienden la gordura amplificada de la mujer. De todas formas es plausible el intento.
Luís Colomina y Tamzin Townsend, esta última responsable también de la dirección artística, versionan una “Fat Pig” a la española en donde a Luís Merlo (Toni) le cuesta muchísimo trabajo quitarse de encima el estigma del Mauri de la comunidad de vecinos televisiva. Sin embargo Iñaki Miramón se convierte camaleonicamente en un Alex perverso y despiadado, que simboliza sin miramiento alguno la mala baba hereditaria que llevamos todos dentro.
La persistente defensa de lo diferente mantiene a Teté Delgado, una mujer grandota de huesos, en constante equilibrio entre su yo interior y el que intenta transmitir a los demás con la candidez y desenfado de su sonrisa. No obstante posiblemente esté un poco cansada de representar un papel que de cualquier forma le viene al pelo.
La última representación del festival, quizás por la amenaza de lluvia, o por el tedio de los propios actores, fue perdiendo ritmo a medida que avanzaban los minutos, que unido al mal acople del sonido saturado que llegaba a los espectadores en forma de gritos incontrolados, hicieron que muchos pocos perdieran interés por lo que estaban viendo.
Está muy claro para las compañías que giran en verano, que apoyarse en las nuevas tecnologías les resuelve en un plis-plas los constantes cambios de escena y el engorro que supone el movimiento de tramoya al estilo convencional. Para la ocasión se han servido de proyecciones de vídeos inspirados entre el estilo naif y el pop art que, junto con una iluminación limpia y sugerente resolvió también una sencilla puesta en escena sin muchas pretensiones.
El público, que una vez más llenó el aforo de San Luís al menos aprendió, cómo una apestada de la sociedad puede mantener la dignidad en ropa interior sin formar un alboroto.

Manolo Morillo - manolomorillo@hotmail.com
Crítical Teatral - Festival de Teatro de Comedias de El Puerto -
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sábado, agosto 25, 2007

INFORMATIVIO


Decía Luís García Montero en la segunda sesión del ciclo ‘A la fresquita’ organizado por la Asociación de la Prensa de Cádiz, que en nuestro país la constitución bendice la libertad de expresión como tal, y que esta es utilizada torticeramente por los grandes grupos mediáticos de comunicación social. Ítem más, dejaba constancia de su preocupación señalando que esa misma libertad de expresión en manos de los altos ejecutivos que manejan los mass media, cercena más de lo deseado el derecho a expresarse en libertad de sus plumillas asalariados. Escribir, locutar o editar al tajo con un capataz sieso, como si estuvieras en la recolecta de la uva, te suele provocar graves problemas alopécicos donde la conciencia crítica se diluye como un azucarillo en agua mineral de bezoya, sin rima. Cuando nos apropiamos del mando televisivo en el salón de casa, nos sale la sonrisa de hiena a punto de cazar a su presa y nos convertimos en cómplices censores de las noticias del día según las preferencias de nuestras veleidades más primarias. Cada día que pasa estamos un poco más cautivos de lo que los bultos parlantes con sonrisa de muñeco de trapo largan por sus boquitas, sin importarles un carajo la trascendencia de lo que vocean al dictado de los que nunca dan la cara. Para calibrar en su justa medida una noticia de alto alcance, habría que tamizarla por el garbillo de las distintas cadenas televisivas, y con el resultado final hacer una sopa de letras de gallina blanca con apio y zanahoria, y aún así, tendríamos serias dudas de lo realmente acaecido. Lo que hoy nos dan no es precisamente mucha información, sino demasiadas noticias, sentenciaba JJ Téllez en el Claustro del Convento de San Francisco. Mientras tanto los “informa-tivios” de TVE seguirán en la línea actual, sin cambios dramáticos, pero no se quejen, que las otras cadenas les perseguirán al tran-tran. Los siesos siguen siendo los mismos.

Manolo Morillo - manolomorillo@hotmail.com
Visto y oído - Sección TV
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martes, agosto 21, 2007

UN MARIDO DE IDA Y VUELTA


Ficha artística: Obra: Un marido de ida y vuelta. Autor: Enrique Jardiel Poncela. Reparto: Andoni Ferreño, Abigail Tomey, Juan Calot, José Lifante, Jordi Soler, Carlos Urrutia, Yolanda Farr, Pepe Sanz, Esperanza Lemos, Carmen Galiana, Antonia Paso, Nuria Ansón, Begoña Blanco y Andrés Arenas. Iluminación: Francisco Ruíz Ariza. Escenografía: Gil Parrondo. Vestuario: Peris Hermanos, Manuel Medina. Música: José Ramón Pardo. Efectos especiales: Reyes Abades. Producción: Gustavo Pérez Puig. Ayudante de dirección: Luís T. Melgar Valero. Dirección: Mara Recatero. Lugar: Patio porticado de San Luís Gonzaga en El Puerto. Aforo: Lleno.

ESPECTRAL JARDIEL

El teatro de Jardiel además de para los escenarios, está escrito para ser leído con lámpara y mesa camilla de por medio. No es fácil hoy en día que un productor se atreva a poner en escena una obra con diecisiete personajes, porque además de caro es arriesgado.
La muerte tiene una sola cosa agradable: las viudas. Con esta sentencia el autor madrileño que confiesa que no le gusta la carcajada verdulera, a la que denomina “eco del infierno”, desnuda ante el gran público su forma de ver la vida ante la adversidad, y desarrolla todo un tratado humorístico sobre los celos espectrales y su procedimiento terapéutico.
A las órdenes del espectro del señor de la casa, Jardiel mueve inteligentemente los hilos de los distintos personajes que dan vida a la que podríamos considerar como mejor comedia de un repertorio que curiosamente, no se inicia en el teatro, sino en los "cuentos odiosos, las novelas putrefactas, los artículos repugnantes y los versos presidiables", como catalogaría a su obra anterior al 26.
Un marido dominado por su autoritaria esposa que fallece de un ataque cardíaco el día que, para acudir a un baile de disfraces vestido de torero, su mujer le obliga a afeitarse su apreciada barba. Un médico que receta reuma, un mayordomo que siempre mantiene la compostura, un amigo que se cree gafe –José Lifante borda el arquetipo jardielesco- y el libro de sonetos de Shakespeare que recorre todos los rincones de la casa, unidos al trabajo de unos actores y actrices ya convertidos en verdaderos especialistas del teatro inteligente de Jardiel, consiguen que el público asistente pase una noche más que agradable en la penúltima del festival.
Los espectadores poco acostumbrados ya a representaciones con tres actos y dos descansos –sobraba uno-, supieron apreciar el esfuerzo de la producción y la dirección artística. El tándem formado por Gustavo Pérez Puig y Mara Recatero se ha convertido en verdadero especialista de este tipo de teatro.


Manolo Morillo - manolomorillo@hotmail.com
Crítica teatral - Festival de Teatro de Comedias de El Puerto -
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sábado, agosto 18, 2007

ERUCTOS


La repetición es una fórmula comúnmente utilizada por las televisiones para rellenar el horario de emisión en cualquier época del año. Además de ser una fórmula magistral a la que se recurre más de lo debido, denota también una falta de imaginación supina y un desprecio galopante por las sufridas audiencias. Cada vez que vemos a los ya casi odiosos vecinos de Aquí no hay quien viva o a la séptima generación de Verano azul, es como si te cortaran la siesta con un eructo de ajo caliente arratonado con pimiento verde. Se aprovechan del poder de atracción de la pequeña pantalla, que es el que exige menor atención y, por tanto, se recibe con mayor pasividad, para mostrarnos sin pudor el fracaso continuado de las distintas rejillas de programación. Ni tienen decoro al fusilar fórmulas de éxito de la competencia, ni lo tienen al tripitir seriales dignos que se convierten en vomitivos de tanta exposición a los rayos uva. Las nuevas circunstancias del mercado y las limitaciones de una industria más atenta a la cuenta de resultados que al logro de la calidad por sí misma, hacen que cada verano prefiera uno las tertulias de casapuerta que perder el tiempo con estampitas repetidas. Pero da igual, juegan con ventaja, su clientela fiel nunca les abandona, siempre vuelven por Navidad como el turrón de jijona. Tele 5 se lleva la palma al agrupar la mayor concentración de capítulos repetidos en horario de mañana, tarde y noche, siendo en el prime time donde esos capítulos avasallan la programación diaria. Las comedias y las series de policías están entre las más iteradas, aunque entre tanto disloque encuentran también su nicho las series que pasaron con más pena que gloria, como Fuera de control (TVE 1) y de nuevo Tele 5 con Tirando a dar. La única que ha marcado tendencia a la contra es Cuatro con el estreno veraniego de Amor, secretos y sexo. De todas formas hoy no hay nada nuevo que llevarse a la retina, ¿hasta cuando continuaran expeliendo con ruido los gases del estómago?.

Manolo Morillo - manolomorillo@hotmail.com

Visto y oído - Sección TV

Diario de Cádiz

viernes, agosto 17, 2007

LOS LOCOS DE VALENCIA


Ficha artística: Teatro Corsario. Obra: Los locos de Valencia. Autor: Lope de Vega. Reparto: Jesús Peña, Rosa Manzano, Javier Juárez, Mercedes Sáiz, Ruth Rivera, Luís Miguel García, Julio Lázaro, Borja Semprúm, Jaime Rodríguez. Iluminación: Javier Martín. Escenografía: María Eugenia Navajo, Juan Juárez, M. Ángel Martínez. Figurines y Vestuario: Lupe Estévez, Rosa Álvarez, Yolanda Urquiza, Olga Mansilla, Juan José Delgado Tramoya: Miguel A. Martínez. Música: Juan Carlos Martín. Ayudante de dirección: Javier Juárez. Versión y Dirección: Fernando Urdiales. Lugar: Bodega de Mora de Osborne. Aforo: Lleno.

Chanzas y disparates

El teatro es como el retrete y como el cementerio, cuando hay que ir hay que ir. Y esta adaptación de una de las comedias que escribió Lope en su juventud, palia en la medida de lo razonable para los amantes del arte dramático el bajo tono de los anteriores espectáculos.
Teatro Corsario es una de las pocas compañías de repertorio que funcionan en este país con el añadido de mantener el estatus de estable e independiente, que visto como está el panorama actual ya tiene su mérito, sobre todo pensando que hablamos de teatro clásico y de que este año celebran su vigésimo quinto aniversario.
‘Es de Lope’ fue una frase utilizada frecuentemente para indicar que algo era excelente. Considerado el primer escritor profesional de la literatura española, el Fénix utiliza la locura fingida porque le permite tanto divertir al público con chocarrerías y graciosidades, como hacer uso del enredo característico de la comedia burlesca.
Corsario intenta rescatar para la modernidad el teatro de Lope de Vega. Fernando Urdiales su adaptador y director, se atreve a meter la tijera y a reducir muchas alocuciones que hoy día resultarían cuanto menos farragosas, consiguiendo crear un espectáculo accesible y que permite dar una versión de los clásicos distinta.
Con un escenario sencillo pero efectista, el trabajo de los actores -perfecta dicción y movimientos impecables-, consigue junto con una magnífica caracterización y un vestuario sencillamente sublime, que el público asistente reconozca las influencias de la «Commedia dell´ Arte» en esta historia de amor que nos cuentan los melancólicos ‘cuerdos-locos’ de un manicomio valenciano. Chapeau por ellos.
La sensación de placer visual que produce asistir a teatro del bueno entre los jardines de la Bodega de Mora, es un aliciente más a la programación cultural del verano en El Puerto. El sonido del viento de levante entre las ramas de la araucaria y el sentido, caluroso y prolongado aplauso que recibieron los actores al final de la representación, invitan a pensar que el teatro está más vivo que nunca.

Manolo Morillo - manolomorillo@hotmail.com
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lunes, agosto 13, 2007

MISTERIOSO ASESINATO EN MANHATTAN


Ficha artística: Obra: Misterioso asesinato en Manhattan. Autor: Woody Allen. Reparto: Enrique San Francisco, Beatriz Santana, Cristina Solá, Raúl Cimas, María Jesús Hoyos, Mario Martín. Diseño Iluminación: David Pérez Arnedo. Escenografía: Ana Garay. Vestuario: Paco Casado – José J. Rodríguez. Espacio sonoro: Isabel Montero. Versión: J. Luís Martín. Dirección: Francisco Vidal. Lugar: Patio Porticado de San Luís Gonzaga de El Puerto. Aforo: Lleno.

DESASTRE EN MAHATTAN

Puro despropósito. Jamás había ocurrido en las XV ediciones anteriores que una obra comenzase con casi sesenta minutos de retraso. El público se preguntaba en la cola de acceso al recinto porticado si es que exigían corbata para la ocasión. Ni Woody Allen podría haber imaginado un comienzo más surrealista para esta versión teatral de una de sus obras más reconocidas.
San Francisco recurrió a las lágrimas de San Lorenzo para pedir disculpas al respetable que le contestó con tímidas protestas. Nadie se creyó la excusa del retraso aducida por este exlegionario del Actors Studio. La cosa dio la cara en forma de apagones, continuos desajustes luminotécnicos y eternos cambios de escena, que deslucieron la representación y cortaron el ritmo de la propuesta de su director Francisco Vidal.
Con estas alforjas se presentó en El Puerto la compañía liderada por Enrique San Francisco y Beatriz Santana. Dice Paulo Coelho en El Alquimista que todo lo que sucede una vez puede que no suceda nunca más. Pero que todo lo que sucede dos veces, sucederá, ciertamente, una tercera. Ojito con esto.
Los actores –todo hay que decirlo-, salvaron la situación con profesionalidad y tragando lo que no hay en los escritos, porque cuando uno está subido en el escenario y no suena el timbre de una puerta, siempre se puede recurrir a aporrearla. Pero cuando estás ahí arriba y sueltas tu parlamento a oscuras, se te suele quedar la mente en blanco acordándote en exclusividad de la ascendencia directa del técnico de luces.
Hay que decir que esta comedia de intriga que fusiona la ironía y el neurótico talento de Woody Allen es merecedora de mayor atención por parte de su productora, por respeto a la propia compañía y al público de este festival que una vez más agotó el papel de la taquilla.
Así y todo, Larry y Carol Lipton, matrimonio ubicado en la isla de Manhattan lograron captar con su ocasional olfato detectivesco la atención de un público desorientado, que ante el cúmulo de situaciones absurdas al más puro estilo del cineasta americano disfrutaron en la medida de lo posible de esta versión de J. Luís Martín.


Manolo Morillo - manolomorillo@hotmail.com
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domingo, agosto 12, 2007

AMOR Y OTROS PECADOS


Ficha artística: Producciones Impar – Producciones Come y Calla. Obra: Amor y otros pecados Autores: Alexis Valdés, Antonio Muñoz de Mesa, Javier Cansado, Juan Cavestany, Yolanda Gª Serrano, Javier Veiga. Reparto: Javier Veiga, Ana Rayo, Daniel Cívico. Iluminación: Rafael Echeverz. Escenografía: Ricardo S. Cuerda. Música: Mariano Martín. Vestuario: Miguel Crespi. Dirección: Javier Veiga. Lugar: Patio Porticado de San Luís Gonzaga de El Puerto. Aforo: Lleno.

PECADORES DE LA PRADERA

En alguna ocasión ha dicho Gonzalo Escarpa que el único pecado posible consiste en denominar 'pecado' a las deliciosas posibilidades que nos brindan la mente y el cuerpo en feliz compañía. Si el teatro nacional o el arte de las galerías fueran como los restoranes, otro gallo cantara. Tal vez el pecado natural sería la lujuria, que no la envidia. O la soberbia, casi exclusivo de la gente del teatro. Pero si vivimos en la futura federación ibérica de Saramago, estamos condenados: nuestro pecado favorito peninsular es la gula, sobre todo a ciertas edades. Le guste o no le guste al seductor garrapatero Javier Veiga.
Un típico escenario de verano, sencillo y funcional sirve para dar el juego perfecto a esta pareja de pecadores de la pradera. La sucesión de skets dispuestos a la mayor gloria del versátil Veiga, con la réplica de una histriónica Ana Rayo y el complemento del músico/actor Daniel Cívico, recorren fugazmente las interioridades impenitentes más jocosas de parejas tan dispares como Franco y la Pasionaria, o Cleopatra y Julio César.
Los seis cambios de escenario y otros tantos de vestuario ayudaron a los actores a meterse en la piel de los diferentes personajes, que contaron con la aportación inestimable entre escena y escena de proyecciones fílmicas frontales que contribuyeron a introducir los distintos gags cómicos. Así Adán y Eva descubren la ira, Sansón y Dalila la avaricia, Jesús y Magdalena la soberbia, Cleopatra y Julio César la pereza, Napoleón y Josefina la envidia, y Franco y La Pasionaria la lujuria.
Veiga y Rayo, que han alcanzado popularidad con su paso por programas y series de televisión como 'El Club de la Comedia' o 'Javier ya no vive solo', aprovechan ese tirón mediático y consiguen poner el cartel de no hay billetes en la tercera entrega del Festival de Teatro de Comedias.
Entre albóndigas y tetas, el variopinto público que suele asistir un año tras otro con puntualidad cuartelera a estas representaciones, junto con la señora de risa fácil y repetitiva que siempre te toca en la butaca de al lado, aprendieron la noche del viernes que el pecado original no es otro que el amor. Javier Veiga dixit.
Manolo Morillo - manolomorillo@hotmail.com
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