EL LAVAÍTO DEL GATO

Es un acto de fe en el futuro incitar al conocimiento, valoración y conservación de nuestro patrimonio a partir del entorno más próximo e inmediato a la realidad cotidiana. Este es, desde mi punto de vista, el principal objetivo de un museo y en especial de un museo de carácter local. Si un museo no se integra en el medio en el que desarrolla su actividad y no consigue que los ciudadanos se identifiquen con su patrimonio y su propia historia, es un museo muerto.
Hace ya tiempo, mucho, mucho tiempo que nuestra alcaldía lanzó un bando conminando a los ciudadanos portuenses a que adecentaran las fachadas de sus casas para darles una presencia más digna. La medida fue [en]calando poquito a poco entre la gente del lugar, y más o menos se consiguió salvo honrosas excepciones. Ya sabemos todos que la excepción confirma la regla, pero el asunto del edificio público que da cobijo al renombrado Museo Arqueológico Municipal -originaria casa de la Marquesa de la Candia-, es cuando menos sangrante y vergonzosa confirmación de esa regla de la que hablamos. Tanto los portuenses como los foráneos que a bien tienen visitarnos, no creo que merezcamos el desprecio por parte de nuestros munícipes, que incumpliendo sus propias ordenanzas -al menos quince años que yo recuerde-, no le han dado tan siquiera al noble edificio ni el lavaíto del gato. Últimamente se vienen escuchando voces de alarma sobre el deterioro del museo que inició su andadura allá por el año 1981, y que cohabita en su malvivir con la Academia de Bellas Artes. Dicen que la cara es el espejo del alma, y si en esas estamos yo me pregunto ¿qué alma tiene nuestro museo?, ¿Seguirá otros 25 años en su provisionalidad? ¿Qué líneas de investigación sigue? ¿Para cuándo la Asociación de Amigos del Museo? ¿Qué reporta a nuestra ciudad que el responsable del mismo esté en estos momentos excavando en Gibraltar? ¿Sabe realmente su director que según el ICOM (Consejo Internacional de Museos) «el museo es una institución permanente al servicio de la sociedad y su desarrollo, que adquiere, conserva, investiga, comunica y exhibe para fines de estudio, educación y deleite testimonios materiales del hombre y su entorno»?. En fin, son muchas preguntas e imagino que alguien tendrá que dar alguna respuesta. Posiblemente el camino adecuado lo estén andando ya desde el propio Centro de Conservación y Restauración de Bienes Culturales. Amanece sobre El Puerto y que salga el Sol por donde quiera.

Manolo Morillo manolomorillo@hotmail.com
Desde la calle de la Luna
Diario de Cádiz · 20 de enero de 2006

LO QUE ME DICE MI BOCA

Una de las maneras de comprender lo que son las ciudades como “acontecimientos públicos” son mirándolas como espacio de comunicación. El espacio público es una extensión temporal, que crea una nueva identidad cultural de la ciudad y del ciudadano: la identidad del pasajero y del anonimato; del lugar de estar al lugar de paso, que bien podríamos denominar, una cultura urbana nómada. A mediados del año de la rima cachonda, ya pasado -annus horríbilis para algún que otro animal-, nuestra ciudad se convirtió en referencia dentro del panorama nacional de los más prestigiosos festivales de Jazz. El entendimiento entre la administración pública y la empresa privada, posibilitaron el nacimiento de la primera edición de Bahía Jazz Festival, que hizo posible la celebración de un ciclo de conciertos del más alto nivel. El prestigioso músico Joshua Edelman, el legendario pianista Kenny Barron y el veterano guitarrista John Abercrombie, deleitaron ampliamente a la masiva asistencia de aficionados a la música afronorteamericana, siendo ésta la muestra más palpable de la aceptación y entusiasmo que despertó este ciclo entre la población portuense y nómadas metropolitanos. Esperemos no se quede en el primero y único, como tantas cosas en El Puerto. Ya en el mes de diciembre, tuvimos la oportunidad de contemplar nuestra particular cabalgata de artistas portuenses. Juanjo Macías, galardonado como mejor actor en la Feria de Teatro del Sur 2003, que inició su andadura profesional de la mano de José Luís Gómez, compartiendo cartel con Héctor Alterio y María Galiana, se lució literalmente hablando con su nuevo espectáculo de Cabaret ‘La luna me mata’, dirigido por Esperanza Polo. La entusiasta ‘Sala Poniente’ –gestionada por Isabel Pérez- reúne unas condiciones más que adecuadas para este tipo de eventos de carácter intimista. En cambio nuestro paisano Javier Ruibal, ‘uno de los máximos exponentes actuales de una forma de cantar, de una manera de ser’ según palabras de Caballero Bonald, a lo que yo añadiría ‘de una manera de ser portuense’, quiso presentar en concierto su último trabajo discográfico ‘Lo que me dice tu boca’ en la tierra que lo vio nacer. Esa cultura urbana nómada a la que hacíamos referencia, se encontró/nos encontramos conque el Monasterio de la Victoria resultó ser pequeñito para tanto arte. Las trescientas plazas habilitadas al efecto fueron ‘previsiblemente’ insuficientes. Normal. Ruibal triunfó a pesar de... Ya es recurrente en El Puerto de, salvo honrosas excepciones, no tener una infraestructura adecuada para según que acontecimientos. Apuesten por adivinar qué es lo que me dice mi boca. Amanece sobre El Puerto y que salga el Sol por donde quiera.

Manolo Morillo manolomorillo@hotmail.com

Desde la calle de la Luna

Diario de Cádiz, 6 de enero de 2006