Desde la Playa de la Puntilla

Manolo Morillo (El Puerto, 1957), actor portuense que mamó las tablas desde la infancia a través de su padre, el locutor Pepe Morillo. Ha pertenecido a los grupos Teja, Bellas Artes, Balbo, T.I.B. y Tirititrán Teatro. Actualmente colabora con Diario de Cádiz. El próximo proyecto en el que se encuentra inmerso es la preparación de una obra de Muñoz Seca dentro de los actos conmemorativos previstos para la inauguración del Teatro Principal, bajo la dirección de José L. Alonso de Santos.

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Lugar: El Puerto de Santa María, Cádiz, Spain

«Que Dios nos guarde de generales y funcionarios que son los principales enemigos del arte» decía Stanislavski en 1900.

martes, agosto 29, 2006

FILOMENA MARTURANO


De chica ye-ye a Filomena Marturano, con el portazgo de Teresa de Jesús por medio. Premio Nacional de Teatro y Goya a la mejor interpretación femenina como protagonista, que la encumbra entre las elegidas. Viendo a Concha Velasco encima del escenario se la imagina uno como a la diosa de la maternidad Hera, bañándose en la fuente de Canatos. Con el devenir de los años la madurez dramática de la actriz vallisoletana sale a relucir cada vez que se sube a unas tablas, que encierran a medida que pasa el tiempo menos secretos para ella. Parece que fue ayer cuando la pizpireta Conchita, hija de maestra republicana, iniciara su travesía en el cine con ‘Los maridos no cenan en casa’, compartiendo cartel con el trío de actores cómicos Zori, Santos y Codeso, y debutara más tarde en la compañía de la vedette argentina Celia Gámez. De entonces acá toda una vida dedicada a la interpretación. La sentida demostración hermenéutica del texto del autor italiano Eduardo de Filippo, hace que las palabras de Filomena Marturano en boca de la Velasco, adquieran una credibilidad y una razón de ser tan precisas, que el público que llenó como viene siendo habitual el Patio de San Luís, se identificara plenamente con la historia de la exprostituta reivindicando el derecho de sus hijos a tener una familia. El actor argentino Héctor Colomé (Amar en tiempos revueltos), también Premio Nacional de Teatro en su país, exhibe magistralmente un dominio sosegado del tempo en escena que, adecuadamente arropado por el amplio elenco de actrices y actores de la compañía, consigue que la versión castellana de Juan J. Arteche del melodrama de Filippo sea una delicia para el espectador. Doménico Soriano, chulo intémpore de Filomena y ególatra criado en la Nápoles de la posguerra, no da crédito a la treta urdida por su amante para conseguir el matrimonio in artículo mortis. La templaza de Filomena, la solidaridad entre iguales de la asistenta Rosalía (Selica Torcal), y la mala conciencia del propio Doménico junto con su necesidad de perpetuarse en el tiempo, hacen el resto. La guapa napolitana, mujer de la calle y madre de tres hijos bastardos de distinto padre, consigue sus propósitos y el estamento familiar consolida su hegemonía en el sur de Italia. La mamma ha ganado y el Vesubio puede continuar su letargo.
La productora de Seoane ha echado el resto con este montaje, en el que la dirección de Ángel F. Montesinos cuida el detalle como máxima expresión de la virtud. El XV Festival de Teatro de Comedias de El Puerto cerró el telón con broche de oro.

Manolo Morillo - manolomorillo@hotmail.com
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domingo, agosto 27, 2006

MI MADRE AMADISIMA


¡Viva el teatro andaluz! Estas cuatro palabras gritadas desde el escenario con el público puesto en pie y aplaudiendo con fervor mariano, bien pueden ser el epítome de lo que se vivió la noche del viernes en la penúltima entrega del Festival de Teatro de Comedias de El Puerto en las Bodegas de Mora de Osborne. Los que no fueron se lo perdieron. Ramón Rivero, algo nervioso por la responsabilidad añadida de desnudarse interiormente ante su gente, la de siempre, la de toda la vida, desplegó con fuerza y con la dulzura natural que le caracteriza, todo lo que un actor andaluz como él es capaz de dar encima de las tablas. Como dijo Borges ‘yo temo ahora que el espejo encierre el verdadero rostro de mi alma’. No es fácil ponerse delante de ese espejo y susurrar al oído de todos, la agridulce supervivencia de un homosexual cincuentón, vestidor de una virgen andaluza negra de cualquier pueblo de nuestra geografía más cercana. Rivero, alma máter de ‘Teatro del Mentidero’ encuentra en Santiago Escalante su verdadero álter ego, y juntos consiguen con su teatro naturalista llenar de verdad con letras mayúsculas, un vacío importante dentro del panorama teatral andaluz. Ramón Rivero con su musicalidad gaditana y su perfecta dicción de la palabra, derriba todos los tabúes existentes al respecto del lenguaje utilizado en escena, por los apócrifos de la misma. Tiene muy clara su compostura ante las exigencias del personaje y nos ofrece un amplio muestrario de recursos a pecho descubierto. Con un texto sencillo y utilizando el lenguaje de la calle, Escalante logra conectar con el auditorio sin rebuscamientos innecesarios ni paranoias cutres, que al final lo que consiguen es volver loco al espectador. En ‘Mi madre amadísima’ está todo pensado al milímetro, para que los sentimientos se desborden y pasen del lamento a la carcajada sin solución de continuidad. La puesta en escena es una exaltación a la imaginería tan arraigada entre los andaluces, y que con un corte naif logra el efecto deseado para que Alfredo nos cuente sin tapujos en su largo monólogo, como la sociedad lo aparta de su propiedad sociedad. La Girasol –compañera de aventuras-, el Dédalo y sus peripecias en la mili hacen que sus sentimientos imposibles, se difuminen con la realidad que le tocó vivir: una madre amadísima y un padre bebedor de tinto sin etiqueta que se perdía cuando iba por tabaco. La historia es diferente según la condición humana del que la cuente, reflexiona Alfredo al final de la obra como justificando a sus maltratadores habituales. Teatro del Mentidero: ojo de loca no se equivoca.

Manolo Morillo - manolomorillo@hotmail.com
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sábado, agosto 26, 2006

LAS QUE FALTABAN


El dulce vértigo que sienten los actores cada vez que salen a escena, solos ante el inminente destino que le deparan sus personajes, convierte el trabajo de Antonia San Juan en un lamento provocado ante la soledad no deseada. Su visión de la sociedad injusta que estamos creando, en la que nos duelen sólo nuestras heridas y nos pican sólo nuestros parásitos, es lo que empuja a esta actriz de raza, productora y directora a la vez, a presentarse ante su público con este compromiso unipersonal después de haber recorrido los escenarios de España, Italia y América Latina con su anterior propuesta, ‘Otras Mujeres’. Mucha expectación provocó entre los asiduos al Festival de Teatro de Comedias, la inclusión dentro de su programación de la obra ‘Las que faltaban’, último trabajo de la polifacética actriz granganaria que se estrenaba según sus propias palabras, en los escenarios de la provincia. No cabe duda que el público asistente sabía muy bien a lo que iba, y la San Juan fiel a sus registros de chica Almodóvar dio todo un recital de sentimientos encontrados, refugiándose en las miserias y las grandezas de cada una de sus mujeres. El patio de los naranjos de la Bodega de Mora, se transfiguró por momentos en una inmensa aureola donde las almas de medio pelo purgan sus penas en confesión, ante el alto e inexorable tribunal popular que aplaudía cada una de sus intervenciones. El espectáculo, que consta de once monólogos, empieza con los lamentos de la soprano Medora que en plena decadencia, sueña con ser eterna como la vieja Europa, y continúa para sentar la base de lo que vendría después, con una retahíla de noticias trágicas y muy televisivas, propias de telediario de sobremesa, en donde la presentadora es consciente que a su audiencia se le están atragantando los garbanzos. Acto seguido, las paradigmáticas damas que aparecen en este remake de la Paramount Comedy, salen del claroscuro con toda la fuerza que lleva dentro Antonia San Juan. Los textos, de autores tan reconocidos, entre otros, como Terenci Moix y Rafael de Mendizábal, fundador de Lady Pepa -primer café teatro de Madrid-, junto con las pinceladas vitales que la actriz logra dar a cada uno de sus personajes, consiguen el clima de complicidad necesario para que la representación cumpla con la mayor parte de las expectativas creadas. El público una vez más, volvió a llenar el veraniego patio de butacas.
Manolo Morillo - manolomorillo@hotmail.com
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martes, agosto 22, 2006

PEQUEÑAS OBRAS MAESTRAS: P.O.M.


Es muy sutil la línea que separa el sarcasmo del esperpento, encontrándose este último dentro de una estética de la deformación basado en la crítica máxima, sin límite y sin compasión alguna. La última entrega de teatro alternativo del Off Festival en la Sala Poniente de El Puerto, cumplió con las premisas marcadas por Rafael Ponce, autor, director e intérprete de Pequeñas Obras Maestras (P.O.M). Saber declinar la extravagancia, lo estrafalario, la caricatura, el ridículo y hasta la deshumanización, es el principal empeño de este actor madrileño, que se vale de su larga experiencia como trotamundos del teatro, para intentar transmitir al público sus consignas antisistema. Pero Ponce toreó en la plaza del absurdo con división de opiniones; recordaba a la última corrida a coso partido que se lidió en El Puerto, en el que la gente no sabía a que parte mirar. O los novillos eran muy chicos o los morlacos muy grandes. Basado en movimientos constantemente preñados de simbología gestual, no dejó títere con cabeza y convirtió su representación en un pim, pam, pum, continuo, hacia todo y hacia todos. Entre burlas a Rajoy el de las nalgas blandas, y sátiras mordaces al nuevo tótem del prime time televisivo Buenafuente, deja entrever el por qué de su propuesta teatral: “cuando uno se siente joven, es que ya se va haciendo viejo”. De egomaníacos tildó a los actores, y a los autores de egomaníacos sin burbujas en un intento de congraciarse con el mundo. Su puesta en escena, sobria y minimalista, no le ayudó en exceso a conectar con los que estábamos detrás de la cuarta pared. Utilizó el agujero negro como punto de inflexión entre el arte y el sufrimiento, invocando con absurda demagogia la dicotomía existente entre el hambre del mundo y el mundo del arte. Todo un tratado. Como diría Valle “La deformación deja de serlo cuando está sometida a una matemática perfecta”.
Manolo Morillo - manolomorillo@hotmail.com
Crítica teatral - Festival de Teatro de Comedias de El Puerto (Off Festival)- Páginas de Cultura
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lunes, agosto 21, 2006

¡AY, CARMELA!


Con los vencidos el pueblo llano pasaba hambre, con los vencedores el pueblo llano la pasó también, decía Bertol Brech. Los inocentes en tiempos difíciles, cuando la vida y la sociedad se tambalean, cuando vienen mal dadas, siempre llevan las de perder. Aunque la risa esté recomendada como método antiestrés, hay momentos en que esa sonrisa te duele en el alma y remueve tus cimientos. La noche teatral del sábado en El Puerto, con la puesta en escena de la tragicomedia de José Sanchís Sinistierra ¡Ay, Carmela!, reivindicó en su justa medida esa memoria histórica que a más de uno no interesa recordar. Las sombras que proyectaban las columnas del Patio Porticado de San Luís, se convirtieron por momentos en los vetustos muros vacíos del Teatro Goya de Belchite, donde el dramaturgo valenciano sitúa la acción, y nos cuenta los avatares de unos cómicos de la legua durante los días aciagos de la Guerra Civil Española. El reconocido director, y galardonado entre otros con el Premio Nacional de Teatro, Miguel Narros, crea unos personajes que conmueven al espectador, además de demostrar, una vez más, el sólido acabado formal propio de sus obras. “Carmela y Paulino variedades a lo fino”, es la compañía en la que una magistral Verónica Forqué demuestra junto a Santiago Ramos, el compromiso de unos actores con un texto y un público que, respetuoso, sigue con exquisita atención el trabajo de dos monstruos de la escena, combinando sabiamente los aspectos jocosos y dramáticos que propone el autor. Es digno de admirar el esfuerzo actoral que realizan con una obra llena de matices, y donde el recurso del flash back obliga a un empuje adicional para que resulte creíble la historia que cuentan. Y a fe que lo lograron. El público asistente – que llenó nuevamente el aforo-, se levantó en bloque con un aplauso cerrado cuando Paulina despidió la escena invocando a España con amargura. Con una escenografía muy lograda donde la luz juega un papel fundamental y de ayuda a los actores, el sonido de sala dejó mucho que desear, y en algunos momentos se hizo insufrible para el buen desarrollo de la obra. Aún sabiendo que en espectáculos al aire libre es en ocasiones dificultoso afinar, la categoría del festival pide a gritos se reconsidere este tema para el futuro.
Manolo Morillo - manolomorillo@hotmail.com
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domingo, agosto 20, 2006

LA EXTRAÑA PAREJA


Las carcajadas cómplices y maliciosas de ellas, en su identificación con el personaje de Félix (Joaquín Kremel) llenaron de miasmas positivos el ambiente de típica noche agosteña en el Patio Porticado de San Luís. El hijo de Mamie e Irving Simon, nacido en el Bronx, supo conectar a través de su texto meridianamente claro y sencillo con el público que se congregó y llenó una vez más la cuarta entrega del Festival de Teatro de Comedias de El Puerto de Santa María. Neil Simon demostró a los asistentes por qué es el autor más premiado de todos los tiempos. Félix acaba de romper con su mujer y pretende suicidarse, pero su amigo Oscar (Pedro Osinaga) lo impide. Sin ningún lugar a donde ir ni nadie a quien recurrir, Félix se deja convencer por su amigo para mudarse a su casa al menos por una temporada. El único problema es que Félix es un neurótico de la limpieza y el orden, el Mr. Proper perfecto, todo lo contrario que Oscar, un cronista deportivo que reúne en su persona todos los vicios prototípicos del gremio: es dejado, vago y desordenado. La complicidad de los espectadores con las situaciones planteadas por esa extraña pareja encarnada para la ocasión por Osinaga y Kremel, consiguió que la sonrisa fuera por barrios. El juego escénico creado por estos veteranos actores encima del proscenio, consiguió que el ritmo de la comedia no decayera en ningún momento. A Pedro Osinaga aprendimos a verlo los que rondamos el medio siglo, en el blanco y negro catódico de los espacios dramáticos grabados a reloj corrido en la primera de Prado del Rey. Está claro que los años no pasan en balde, y a punto de cumplir los setenta quiere mantener el tipo de galán de comedia que otrora tuvo y que ahora es difícil de mantener por razones obvias. Kremel fiel al estilo lacrimoso al que nos tiene acostumbrados, fue el antagonista que necesitaba la representación para que el ambiente se fuese caldeando a medida que la trama llegaba a su fin. La puesta en escena con decorados de corte modernista y una iluminación adecuada y agradable tanto para los actores como para el público, descuidó en menor medida los pequeños detalles que al final estropean los trabajos dignos. Con todo, el buen sabor de boca general se vio reflejado con los aplausos del respetable, y los espíritus de Jack Lemmon y Walter Matthau rondaron por la balconada del improvisado corral de comedias como queriendo participar en la gran fiesta del teatro.

Manolo Morillo - manolomorillo@hotmail.com
Crítica teatral - Fesival de Teatro de Comedias de El Puerto - Páginas de Cultura
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viernes, agosto 18, 2006

TONO TEATRAL


Los que tenemos la suerte de asistir estos días a las clases magistrales del profesor Alonso de Santos en torno al teatro muñozsequiano, estamos disfrutando doblemente de su presencia entre nosotros. Y digo doblemente porque si ya de por sí es un lujo tener la oportunidad de que una primera figura del panorama teatral español en todas sus facetas, haya elegido este rincón sureño como lugar de descanso activo, no es menos satisfactorio saber de su empeño en sacar adelante con elenco en su mayor medida de actrices y actores portuenses –que los hay-, una producción teatral acorde con la relevancia que debe tener la inauguración de un nuevo espacio escénico en nuestra ciudad. Esta singularidad obligará a un esfuerzo de adaptación y coordinación de la mayor parte de actores que han participado durante años en espectáculos teatrales de Muñoz Seca, manteniendo viva su memoria y dedicándole muchas horas de esfuerzo y trabajo. Alonso, a modo de captatio benevolentiae pretende conquistar la atención del patio de butacas recién estrenado, suponemos que en el primer trimestre del próximo año electoral, con la farsa cómica El Diluvio de Muñoz Seca. Según sus palabras, ha elegido esta obra dado su significado entre los ciudadanos de El Puerto de Santa María –especialmente los aficionados y gentes de teatro-, así como porque es una obra que permite su recepción y disfrute por todo tipo de público. La estética, nos dice el dramaturgo, tendrá mucho que ver con este montaje inaugural, ya que es su pretensión ofrecer una nueva dimensión del teatro de Muñoz Seca, más ajustada a nuestra época y a la modernidad que preside la línea de los principales escenarios del mundo. La versión escénica de la obra, en acuerdo con el director y las ideas generales del montaje, la llevará a cabo el escritor y periodista Alfonso Ussía. Como era de esperar la Fundación Pedro Muñoz Seca, en la que figuran entre sus patronos descendientes directos del autor portuense y el propio Ayuntamiento de la ciudad, están manos a la obra desde el mismo instante en que tuvieron conocimiento de este proyecto teatral, no en balde entre sus objetivos se encuentra el fomento de la comedia como género específico y diferenciado. Con este curso de interpretación teatral auspiciado por la Concejalía de Cultura dentro del marco del Festival de Teatro de Comedias, podemos decir que se ha dado la señal de partida para el inicio de los actos inaugurales que comprenderán la apertura del nuevo Teatro Principal. Esperemos todos que nuestra actitud, el tono teatral en definitiva, esté acorde con la importancia de tales acontecimientos. Amanece sobre El Puerto y que salga el Sol por donde quiera.
Manolo Morillo - manolomorillo@hotmail.com
Desde la Calle Luna
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miércoles, agosto 16, 2006

CURSO PRÁCTICO INTERPRETACION DE TEATRO


Entrega de diploma por parte de José Luís Alonso de Santos en el Salón de Actos de San Luís Gonzaga.


Curso práctico de interpretación del teatro de Pedro Muñoz Seca impartido por el dramaturgo José Luís Alonso de Santos en el verano de 2006 como actividad complementaria del Festival de Teatro de Comedias de El Puerto de Santa María.

viernes, agosto 04, 2006

LOS PATIOS DE MI CASA


Una gran mayoría de portuenses hemos nacido en casas con patio incluido, no en balde en nuestra ciudad existen según el censo particular de Rafael Fenoy unos seiscientos patios; trescientos veinte desde la calle Cielo para arriba y doscientos ochenta desde la misma calle hacia la Ribera del Río. Cualquiera que con un poco de curiosidad pasee por lo que va quedando de nuestro maltrecho Casco Histórico, podrá verificar estos datos que el bueno de Rafael ha ido recopilando pacientemente, quitándole tiempo a su arte natural que es la pintura. Ese Puerto olvidado al que tan sólo se recurre cada cuatro años, todavía no está muerto del todo, alguno que no sabe ya que chaqueta ponerse, merodea y se mimetiza con su gente, y su falsa sonrisa con la que engañó a otros, no logra asustar a las matriarcas de los callejones. La especulación no tiene sitio porque los patios de mi barrio, que no es otro que El Puerto, han abierto sus cancelas de par en par para que la cultura popular, nacida de el pueblo y para el pueblo, salga a las casapuertas y se palpen los latidos de la sangre caliente que aún fluye, llena de sinsabores y malos ratos, por las venas de su calles. La I Semana Cultural en “Los Patios” es el quejío de los que casi nunca tienen voz, es la reivindicación pura y dura de una manera de ser, de una manera de vivir que la gran mayoría de portuenses no queremos que desparezca. La cultura del parcheo para callar la boca debe desaparecer de quienes manejan los hilos políticos municipales del patrimonio en nuestra ciudad. Si tienen vergüenza torera que no aparezcan más por nuestras casas de toda la vida. Nuestros nobles edificios, por muy humildes que sean, no merecen semejantes huéspedes de fortuna. Ellos saben quienes son, y nosotros también. La gente de mi barrio, El Puerto, no entiende que se les esté echando de sus casas a la puñetera calle, se les desarraigue de sus raíces, y que las caliches de sus paredes inunden los despachos oficiales a espuertas, en lugar de rehabilitarlas y ponerlas en valor. Y que nadie me salga ahora con lo que han hecho medianamente en condiciones, porque entre otras cosas es para lo que les pagamos, y muy bien por cierto. De todas formas nuestra sabiduría, nuestro saber estar porteño, terminará siempre muy por encima de los que ya no se acuerdan de donde salieron y dónde están ahora. El tiempo los pondrá en su sitio. Mi barrio, ese que algunos pretender manejar de por vida, aunque débil tiene unas ganas de vivir inmensas, y con iniciativas como la de la Asociación Cultural “Amigos de los Patios Portuenses” estoy seguro no habrá mindundi que lo hunda. Amanece sobre El Puerto y que salga el Sol por donde quiera.
Manolo Morillo - manolomorillo@hotmail.com
Desde la Calle Luna
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