Desde la Playa de la Puntilla

Manolo Morillo (El Puerto, 1957), actor portuense que mamó las tablas desde la infancia a través de su padre, el locutor Pepe Morillo. Ha pertenecido a los grupos Teja, Bellas Artes, Balbo, T.I.B. y Tirititrán Teatro. Actualmente colabora con Diario de Cádiz. El próximo proyecto en el que se encuentra inmerso es la preparación de una obra de Muñoz Seca dentro de los actos conmemorativos previstos para la inauguración del Teatro Principal, bajo la dirección de José L. Alonso de Santos.

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Lugar: El Puerto de Santa María, Cádiz, Spain

«Que Dios nos guarde de generales y funcionarios que son los principales enemigos del arte» decía Stanislavski en 1900.

sábado, diciembre 23, 2006

EL CALLEJÓN QUE YA NO ES (CUENTO DE NAVIDAD)


Este rincón de El Puerto, encrucijada de calles con solera reconocida entre los más longevos del lugar, con casas de color calamocha y blanco que van desde Santa Fe hasta la Zarza, está que se sale del mapamundi, está como nunca, como siempre ha estado, o mejor, como siempre ha querido estar. Su gente, su auditorio multirracial de días sin luna, desprende rayos de pimiento rojo ligeramente picante y de sabor pronunciado y dulce, el espelette. Sus patios arrebujaos de hortensias, geranios y jazmines, juegan con el olor al guiso marinero de Luisa, con la conversación clarividente del maestro barbero Rafael y echan de menos las permanentes de Teresa la peluquera que ahora está pasando una mala racha. Julieta, la colombiana de cálidos rasgos y sonrisa tenue, no sabe cantar los villancicos que Muñoli, el patriarcal e incansable profesor, tararea para sus adentros entre dos fogatas de madera vieja que esperan ansiosas a la chiquillería del callejón que ya no es. Úrsula, la viuda de Ferrer el camarero, anima la fiesta tocando palmas con fruición desde el trono de enea que le han arrimado las vecinas. El sonido de la botella de anís acariciada con fervor casi enfermizo por Paco Poa -el del cementerio-, envuelve con estridencia los sones del Noche de Paz, que por muy alto que se entone no hay dios en el mundo que le haga caso. Se anima el cotarro por momentos al son de la zambomba que el mandamás de los belenes maneja como nadie y del pandero de Martín –el Labordeta de El Puerto-, que serán inmortalizados con la foto fija de nuestro Cuellar particular, Nani, entrañable naniparatodo y para todos. Los pestiños, el vino dulce y las tortas de harina, manteca y azúcar que se deshacen en polvo al comerlas, pasan de casa en casa, de mano en mano, como testigos mudos que gritan a quien quiera oírles, que la caridad se vende cara en este barrio donde el egoísmo y la indiferencia no tienen cabida entre iguales. La niña que juega con el muñeco negro, desnudo, en la casapuerta, escucha como su madre trasiega con un catre de quita y pon para el cuñao de la vecina que viene a pasar la noche indulgente, la noche tierna, la noche desprendida, la noche buena... Y Sole y Luís con las puertas abiertas de “Los Patios”, su apuesta de vida del callejón que ya no es, enseñan al mundo a través del ciberespacio la sabiduría de los habitantes de una calle, Espelete, enseña y modelo de un barrio con los redaños suficientes para seguir estando vivo. Amanece sobre El Puerto y que salga el Sol por donde quiera.
Manolo Morillo - manolomorillo@hotmail.com
Calle Luna
Diario de Cádiz

viernes, diciembre 22, 2006

COPA NAVIDEÑA DE DIARIO DE CÁDIZ


Brindis naviñedo 2006 en la Zambomba de Diario de Cádiz. De izquierda a derecha: Francisco Andrés Gallardo, Delegado de Diario de Cádiz; Pepe Mendoza, José María Morillo, Rafael Navas, director de Diario de Jerez, Manolo Morillo y Angel Mendoza, colaboradores de Diario de Cádiz.

viernes, diciembre 15, 2006

CRONIQUILLA HISTORIADA SOBRE EL PUERTO, BAJO LA ATENTA MIRADA DE "EL BIZCO LAESPARDÁ"


Cuestión de orden:

¡Qué bienteveo, Pepe Mendoza, qué bienteveo! La verdad es que la calle de mi Luna esperaba encontrarse aquí y ahora a mi compadre Joaquín A. Bellido con la socarronería de su Calle Sol dándome tapabocas a diestro y siniestro. Y mira por donde, lo que me tropiezo es a una réplica del difunto presbítero de la Prioral Don Carlos Román Ruiloba, pero sin su típico alzacuello ni la gloriosa sotana encogía. En fin, tú sabrás donde te metes, Pepe... sabemos de sobra que eres adicto a las emociones fuertes.

Hablar de El Puerto de Santa María, mi pueblo de mi alma, el más bonito de España, desde la Calle Luna –mi bienteveo particular-, es motivo de mucho orgullo para un modesto portuense de a pie cuya debilidad confesada son las cosas y las gentes de El Puerto. Y es también a la vez una enorme satisfacción estar hoy aquí respirando el calor y las buenas vibraciones que se desprenden, de estos entendidos y estudiosos muros de las Cántigas de Santa María. Los efluvios de la Luna nos acompañen.

¿Por qué siento orgullo de ser portuense?

Era pocivé er bizco Laespardá andando por la calle meleros, cuando de pronto: ¡La Venta El Molino! ¡El Palmar! ¡El Monasterio de la Victoria! En la puerta, un rey que no conocía de ná, y al lao del rey Manolo Borne con la alcachofa enchufá y un cronista de “El Mundo” escribiendo la otra historia: la güena, la verdadera, la fetem, la auténtica, escuchen...

“...a la vista del calificativo "el Sabio" con que va a pasar a la Historia, muchos que no lo conocen personalmente se han forjado del rey Alfonso una imagen no demasiado exacta. Los tópicos resultan muy cómodos. Vía satélite desde la piscina de P.J. un “garganta profunda” nos apunta que a su padre le llamaban "el Santo", a su suegro "el Conquistador", y a uno de los niños le llaman “el fugitivo” desde que tuvo un lío de faldas con una tal Doña Blanca. Así los papeles quedan repartidos y los profesores de bachillerato se evitan complicaciones...”

Claro, el bizco Laespardá escucha esto y sale corriendo a esconderse debajo un matojo de la otra banda. Pero en el camino tropieza sin queré con un barco de madera que está en medio de la carretera: expresión del bizco... ¿pero que carajo es esto dios mío de mi arma? ¡coño La Carabela! Sin sabé cómo ni de donde, asoma por la quilla del barco una cabeza con pelo cano, barba de 1492 días y una bandera de Alemania al revé, que había cazao al vuelo cuando saltó el levante. Y aquí viene lo güeno:

“...resulta que el tá dice llamarse Pedro Madruga, oriundo de Pontevedra y que de Colón, ná de ná. Que su cronista particulá ALFONSOPHILIPPOT Abeledo, capitán de la Marina Mercante y oriundo de la ciudad de Vigo, tiene en su poder los documentos que avalan su cuna galega. Y que ya está bien el cachondeo que existe con su famoso huevo y con las habladurías que mantienen que lo del ídem, es una patraña que él se sacó de la manga para pasar a la historia...”

Comprenderán ustedes que el pobre bizco no saliera de su asombro al comprobar, la mancha de majaretas que se estaba encontrando aquél fatídico para él, 29 de febrero, que también tiene guasa la cosa. No había días en el calendario, tenía que sé er 29 de febrero...

Jarto de tonterías, decide atravesá el río por uno de los cinco puentes que lo atraviesan –ustedes no echen cuenta, estamos hablando de otra época-, pa vé si pescaba argo de comé en la piedras del Castillito. Pero se ve que ese no era su día. Na má desembarcá, le sale al paso un afrancesao de El Puerto pidiéndole el carné de mariscaó, documento que el bizco laespardá no había visto en su puñetera vida. El afrancesao le pone los grilletes y le dice que lo va a llevá en presencia del mismísimo Joseph Bonaparte. Dicho y hecho. Lo que ahora les voy a contar no tiene desperdicio y aclarará algunas dudas para la historia:

“... José I de España tenía un colocón de no te menees cuando le pusieron al bizco por delante. Fíjense como era el tablón, que el susodicho pensó que estaba en presencia de un descendiente de Don Juan de la Cerda por aquello de la pinta que llevaba er bizco. Esta vez la tenía llorona, y echándole el brazo por encima al Sr. De Laespardá se quejó lastimeramente del sobrenombre que le habían puesto los españoles: Pepe Botella. Decía no entender el motivo de tal afrenta, confesándole también que perdió la Batalla de Arapiles porque se entretuvo un poco en Bailén tomando unas copitas de Ponche Caballero...”

Al comienzo de esta croniquilla historiada, me preguntaba por qué me sentía orgulloso de ser portuense, y les voy a decir, que entre otras cosas, por la lección de sabiduría popular que nos deja el bizco laespardá tanto en su actitud como por las palabras que siguen.

Y sin queré queriendo, nuestro particular cicerone que tan gentilmente se ha prestado a mostrarnos esta peculiar historia sobre El Puerto, ha decidido –y ahora encaja lo de la actitud- por su cuenta y riesgo, que aquí se acaba la historia, porque, me contaba, hay personajes que nunca obtendrán el suficiente favor del pueblo para que sus vidas sean transmitidas oralmente por el clásico y a la vez popular el bizco Laespardá.

Manolo Morillo - manolomorillo@hotmail.com

Presentación del Suplemento editado por DIARIO DE CÁDIZ con motivo del 725 aniversario del otorgamiento de la Carta Puebla y fundación de El Puerto de Santa María por Alfonso X 'el sabio' en el Aula de Estudios Alfonsíes de el Castillo de San Marcos, con réplica del articulista Pepe Mendoza.

viernes, diciembre 08, 2006

ENANOS DE JARDÍN


La línea que existe entre lo imaginario y lo real es tan fina que algunas veces los personajes idealizados pueden llegar incluso a traspasarla. El Frente de Liberación de los Enanos de Jardín ataca de nuevo. El FLNJ nació en el verano de 1996 en el oeste de Francia, con la finalidad de luchar contra “el reflejo del mal gusto hortera de la pequeña burguesía”. La doctrina de este grupo está basada en que los enanos de jardín son en realidad enanos de carne y hueso quienes, por alguna maldición, han visto transformada su carne en yeso, y se les priva de su libertad para ser sometidos a adornar los jardines de “proletarios snob”. Para “liberarlos”, los roban y los abandonan en un bosque para que regresen a su estado inicial. Lo que uno no llega a entender bien, es que toda esta historieta haya conseguido un movimiento global con más de 110 filiales y representación en 10 países. En El Puerto, cuna de la cultura kitsch de la Baja Andalucía, corre el rumor de que un comando escindido de la sierra norte sevillana, ha iniciado sus actividades liberando a un enano con tacones que estaba ubicado debajo de una palmera de la Plaza del Polvorista. Por lo visto los miembros del comando andan como locos localizando un pinar virgen para plantar al enano debajo del quinto pino según se entre a mano izquierda. La sorpresa que se han llevado ha sido mayúscula cuando en el traslado han descubierto que, en vez de yeso, el diminuto es de escayola de la calería de la calle San Juan arriba, y como quiera que ya tenemos encima la época de lluvias, no saben si “liberarlo” en el Pinar del Coig o en el Coto de la Isleta. Visto lo visto, el departamento encargado de velar por el patrimonio cultural de la ciudad, algo mosca, ha ordenado que se vigile con disimulo la estatua de nuestro poeta más universal ubicada en la entrada de El Puerto, por aquello de su enorme parecido con el televisivo ’David el Gnomo’. Para tranquilidad de los/las “amantes” de estos enanos, hay que decir que ya está en estudio la constitución de una asociación cultural y recreativa en defensa de la enanología, nueva rama de la etnología desarrollada por el sociólogo alemán Hans Prahl. Yo no sé ustedes... pero hace más de un mes que vengo estudiando el jardín de un vecino malajoso que ha edificado donde no debe. Quien les dice que una noche de estas no me lío la manta a la cabeza, me escurro por debajo del vallao, agarro por el hombro a ese pobre enano errante de gorro amarillo y verde, y juntos... huimos hacia “La Luna”. Amanece sobre El Puerto y que salga el Sol por donde quiera.

Manolo Morillo - manolomorillo@hotmail.com
Calle Luna
Diario de Cádiz